Uno de los mayores escollos de los nuevos tokens es el “teatro de la descentralización”: cuando los creadores de tokens afirman que construyen proyectos sin permiso o administrados por la comunidad para fomentar la afinidad de la audiencia, pero en realidad mantienen el control del proyecto en secreto o, peor aún, dan una cantidad desproporcionada de tokens a personas internas (y no solo inversores).
Participar en el teatro de la descentralización no sólo es injusto para los poseedores de tokens, quienes pueden ser engañados sobre la naturaleza del activo que poseen, sino que también podría ser caracterizado como fraude por parte de reguladores o demandantes privados. La honestidad sobre cada aspecto de un proyecto es esencial. Uno de los avances regulatorios más importantes que se podrían lograr es un estándar de la industria para la divulgación de proyectos y sus tokens asociados, y alentamos a los proyectos a pensar en cómo ser dolorosamente transparentes con la comunidad.
El “costo de hacer negocios” en esta industria es la expectativa de que los reguladores tomen nota de los proyectos exitosos y hagan preguntas tarde o temprano. Los fundadores deben prepararse para estas conversaciones desde el primer día construyendo de buena fe y trabajando duro para hacer lo correcto. Centrarse en la equidad y la transparencia puede no ser fácil, pero a largo plazo generará dividendos extraordinarios.