Soy un inversor en OpenAI: esto es lo que otros inversores deberían considerar sobre los principales riesgos y recompensas de la IA

Soy un inversor en OpenAI: esto es lo que otros inversores deberían considerar sobre los principales riesgos y recompensas de la IA

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La inteligencia artificial existe desde la década de 1950, pero sólo recientemente se ha convertido en un nombre familiar con la introducción de ChatGPT de OpenAI hace menos de dos años. Como inversor en OpenAI y xAI, me pregunto constantemente cuáles son las ramificaciones éticas de esta nueva tecnología, qué tan inteligente es y si es el mejor camino a seguir para la humanidad. Como experimento, le pregunté a ChatGPT qué pensaba sobre los sistemas de inteligencia artificial (IA) en la sociedad actual, y esto es lo que dijo:

“Como experto en el lenguaje de la inteligencia artificial, no tengo opiniones ni creencias personales. Sin embargo, puedo proporcionar un análisis objetivo de los sistemas de IA en la sociedad actual. La IA ha aportado muchos beneficios a la sociedad, como mejorar la eficiencia, la precisión y los procesos de toma de decisiones. También ha contribuido a los avances en la investigación médica, el transporte y varios otros sectores. Sin embargo, la implementación de sistemas de IA en la sociedad actual también presenta riesgos potenciales, como el desplazamiento laboral, preocupaciones sobre la privacidad y la posibilidad de algoritmos sesgados. Por lo tanto, es esencial garantizar que la IA se desarrolle de manera ética y responsable para mitigar estos riesgos y garantizar que la tecnología beneficie a la sociedad en su conjunto. En resumen, los sistemas de IA tienen un inmenso potencial para impactar positivamente a la sociedad, pero su implementación debe realizarse con cuidadosa consideración y responsabilidad ética. »

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Si bien esta respuesta muestra que la IA sigue siendo robótica y objetiva en sus métodos de “pensar”, de hecho, también es íntimamente consciente de las preocupaciones éticas que rodean su uso. En este momento crítico de la historia, en el que nos encontramos al borde de la adopción masiva de la IA, todavía no podemos decidir si la IA será nuestra salvadora o nuestra villana. En última instancia, todo se reduce a las aplicaciones y a la gestión responsable de los sistemas de IA.

Como inversor, me encuentro en la posición única de poder ayudar a estas nuevas empresas de IA a avanzar. En los últimos dos años, hemos visto una “fiebre del oro” de nuevas empresas de IA. Muchos han recaudado sumas impresionantes, muchos han fracasado y algunos ya han sido adquiridos. Sin embargo, las dos primeras empresas en las que invertí, OpenAI y xAI, ahora son muy conocidas. El primero por su capacidad para afrontar el desafío de la adopción masiva a escala global y el segundo por su compromiso de construir un sistema más ético para el ecosistema de IA.

Cuando se trata de aplicaciones de IA, es seguro decir que los humanos siempre hemos buscado crear herramientas para hacernos la vida más fácil; no es nuevo. Históricamente, el “músculo mecánico” y la subcontratación han desplazado el trabajo físico. Hoy estamos en el punto en el que las “mentes mecánicas” desencadenarán una cascada de aplicaciones en todos los sectores. La automatización ha evolucionado más allá del ámbito físico.

La inversión continua de Microsoft en OpenAI es uno de los principales avances que avanzan en la frontera de la adopción de la IA. Se espera que esta asociación dé como resultado herramientas tan diversas como archivos Excel optimizados, PowerPoints generados por IA e incluso más soporte para la gestión de correo electrónico. El trabajo de las clases altas también está ahora a punto de ser perturbado.

En el ámbito financiero, la IA se puede explotar de varias formas. Los algoritmos de IA pueden identificar patrones de comportamiento, como transacciones inusuales o robo de identidad, lo que permite a las instituciones financieras detectar y prevenir actividades rápidamente. La IA también puede analizar las tendencias del mercado y hacer suposiciones sobre tendencias futuras, lo que ayuda a las instituciones a tomar decisiones más precisas.

Aunque este es sólo un ejemplo de transformación industrial, algunas industrias se verán menos afectadas por la IA. Se trata de sectores que operan en un contexto de asimetría de información, como el capital riesgo en fase inicial. Para que la IA funcione eficazmente, el modelo debe tener acceso a los datos. Las industrias con datos privados, segregados y complejos no pueden entrenar y sacar inferencias de la misma manera que un modelo basado en información disponible públicamente. La fortaleza de la IA depende del valor de sus datos y modelo subyacentes, que a su vez depende de la calidad de las reglas establecidas por los humanos que construyen los algoritmos.

En términos de gestión, debemos seguir manteniendo cierto grado de escepticismo y crítica a medida que crece la adopción de la IA. Estas herramientas seguirán desarrollándose, pero no deben considerarse una fuente omnisciente de verdad. Nuevamente, esto es esencial porque estos sistemas sólo saben lo que hay en sus sistemas subyacentes. Como personas, inversores y personas con mentalidad empresarial, debemos reconocer la fortaleza de estos sistemas, teniendo en cuenta que deben mantenerse constantemente. Aunque la IA utiliza un algoritmo en constante evolución que aprende de sí misma y de sus experiencias, debemos seguir ajustando las reglas y fuentes de datos que respaldan estos sistemas de IA.

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La diversidad de ideas y puntos de vista es esencial para quienes tienen el poder de desarrollar estos sistemas. Un sistema creado por humanos con prejuicios también será inherentemente sesgado. Debemos mantener los valores humanos al mando de los sistemas. En la sociedad actual, donde la verdad parece subjetiva, creer en estos sistemas puede ser extremadamente beneficiosa y extremadamente perjudicial. Debemos abstenernos de programar sistemas para decirle a la gente lo que quieren oír. Es importante que la gente comprenda y respete las limitaciones de la IA.

Al mismo tiempo, sólo porque la humanidad pueda hacer algo no significa que deba hacerlo. Probablemente podríamos reemplazar la mayoría de los empleos con IA, pero ¿deberíamos hacerlo? ¿Dónde trazar la línea? ¿Cómo podemos garantizar la honestidad y la integridad de los sistemas y plataformas futuros? Esto es parte de lo que xAI y OpenAI se propusieron hacer y por qué creí en ellos y los apoyé desde el principio.

Sin duda, la IA transformará nuestras vidas, pero esta transformación sólo será positiva si seguimos siendo guardianes críticos de la verdad y la información. Como inversor, animo a todos a que ejerzan una buena dosis de escepticismo al invertir en soluciones basadas en IA. Observe a los seres humanos detrás de estos sistemas, porque son sus creencias las que enseñan e impulsan la solución.