Por Pablo Lema, Growth Operations & Technology Expert at Ingenia
La nueva realidad del “remote first” y “work from everywhere”, así como nos dan un montón de ventajas, también nos traspasa la responsabilidad al usuario. Ya que al trabajar en muchos casos con equipos propios, desde ubicaciones remotas y desconocidas, el cuidado y la protección de los datos no es solo de la organización, sino que es una cuestión compartida.
Esta nueva problemática se resuelve con concientización y capacitación constante.
El rol de ciberseguridad dentro de una empresa se basa en liderar la estrategia de seguridad global con el objetivo de proteger toda la información y los sistemas críticos de ataques, evaluar los riesgos, identificar vulnerabilidades e implementar las medidas necesarias que tengan el punto justo entre la protección y la no restricción de la organización para operar. Pero los expertos en resolver y prevenir ciberdelitos, además, tienen un rol 360° tanto reportando al directorio como colaborando con pares y protegiendo y generando cultura de seguridad a los equipos completos de las organización.
La inteligencia artificial puede ser una gran aliada en lo que respecta a la ciberseguridad, ya que se pueden detectar y prevenir ataques de forma mucho más rápida y precisa que con los sistemas actuales. Además, la automatización trae la gran ventaja de adaptarse mucho más rápido a las nuevas amenazas.
Pero como todo gran poder, llega una gran responsabilidad: en algunos casos la IA puede generar falsos positivos, lo que claramente es frustrante para los analistas. También, en manos de ciberdelincuentes permitiría generar ataques mucho más complejos, avanzados y peligrosos, dado que puede crear técnicas de phishing mucho más convincentes, malware de mayor sofisticación y difíciles de detectar, entre otras tantas alternativas.
Las nuevas tecnologías, fuera de ser un desafío, también son un gran aliado para mejorar nuestros sistemas de protección y detección de amenazas.