Las lunas caídas se elevan y, en su frío resplandor, emerge un trozo de tierra. Hinchazón y gangrena, engarzado como por un torniquete. Una oscura promesa se retuerce en su interior. Agarre los mangos fibrosos, sienta su alma dentada impresa en la palma de su mano. ¡Ahora dispara! ¡Desgarra el tendón, arranca el músculo de los huesos, eclosiona su fétido don! ¡El yugo se acerca! Tome el papel y lea las palabras en su rostro.
¡Es hora de disfrutar tu lindo chiste!
P: ¿Cómo se llama a un par de dragones de Komodo haciendo un castillo de arena?
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